Mark 2:3-8

3Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. 4Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, después de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. 5Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:

―Hijo, tus pecados quedan perdonados.

6Estaban sentados allí algunos maestros de la ley, que pensaban: 7«¿Por qué habla este así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?»

8En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando.

―¿Por qué razonáis así? —les dijo—.
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